Sri Lanka

Por Cecilia

Llegué a Sri Lanka sin mucha planificación ni expectativa. Y fue lo mejor que me pudo haber pasado. El viaje no duró solo los 40 días que estuve en la isla, sino que al llegar a Uruguay fui procesando todo lo que viví, tan intenso y diferente a lo que conocía, que el viaje siguió por dentro.

Sri Lanka es una isla enel Océano Índico, al sur de la India. Es una nación con miles de años de antigüedad, con ciudades fascinantes como Polonnaruwa o lugares imponentes como Sigiriya. Después de conocer estos lugares, con sistemas sofisticados de organización de población e infraaestructura, me llamó la atención cómo pudieron controlarla y sacar tanto provecho económico los portugueses primero, después los holandeses y por último los ingleses, que la incluyeron como colonia hasta 1948. Casi treinta años después, en 1972 se transforman en República Democráctica Socialista.

El té de Ceilán (como se llamaba a la isla antes de su independencia del Reino Unido) comenzó a plantarse y comercializarse recién en 1860, cuando el escocés James Taylor, que trabajaba para un gran productor de café, uno de los prinicpales cultivos de la isla, decidió hacer pruebas con semillas de té y plantó las primeras en el estado de Loolecondera, a 30km de Kandy, ciudad real ubicada en el centro de la isla.

Las pruebas de Taylor fueron el inicio de la industria del té en Sri Lanka y significaron un respiro y esperanza para los porductores de café, que en 1869 sufrieron la pérdida de los cafetos por el ataque de un hongo. De forma expeditiva decidieron pasarse al té y así la producción explotó en la isla en 1890, con mucha ayuda del multimillonario inglés Thomas Lipton, que con un ojo preciso para las inversiones y los negocios, vio en la isla y en el té una oportunidad única de crecimiento.

Esta es una breve reseña de la historia del té en Sri Lanka, que de acuerdo a lo que percibí, caló hondo en la organización económica y social de los esrilankeses, y quizás en menor medida en lo cultural (si se compara por ejemplo con China o Japón).

Las plantaciones de té se encuentran desde la mitad de la isla hasta el sur y se dividen en tres regiones de acuerdo a la altitud:

• De gran altura (1.200 a 2.000 m)
• Altura media (600 a 1.200m)
• De llanura (600m)

A su vez, la isla se divide en siete distritos con tés negros de diferente carácter, sabor, color y aroma: Kandy, Nuwara Eliya, Uda Pussellawa, Uva, Dimbula, Sabaragamuwa, Dimbula y Ruhuna.

Los tés blancos y verdes también se producen en las fábricas pero en menor medida y siempre se refieren a ellos como 'medicinales'.

Recorrí la isla desde el sur, en el Fuerte de Galle, hasta el norte en la ciudad de Habarana. Las diferentes características de los tés de cada zona es muy evidente: en el sur el color, sabor y aroma del licor es intenso. En boca es astringente, amargo y con cuerpo. Muchos lo prefieren con leche y azúcar.

En las montañas de Nuwara Eliya el té es delicado en aroma y sabor. Encontramos colores dorados en el licor y en boca es redondo, suave y se toma solo, sin leche ni azúcar.

Los tés de altura media, en Kandy por ejemplo, tienen cuerpo, son muy sabrosos y de color cobrizo brillante. Me quedé 15 días en Kandy, disfrutando de los desayunos con este té acompañado de frutas tropicales y tostadas. Desde Kandy viajé a Loolecondera, y día por medio tomaba tren a las plantaciones de Hatton. Los viajes en tren, mi principal medio de transporte (el tuk tuk fue el segundo) me dieron las mejores experiencias con la gente local; siempre una sonrisa, ganas de guiar, ayudar, conversar y preguntar mucho.

Una de las mejores experiencias las viví en una pequeña plantación artesanal y de comercio justo entre las montañas, en Bandarawella, cerca de Ella, Provincia de Uva. Allí conocí las plantaciones orgánicas y pude conversar y aprender durante horas, en un recorrido exclusivo, con el director de las plantaciones que ama lo que hace y me dio detalles de la historia, producción, elaboración y manufactura de sus tés. Esta pequeña fábrica se destaca también por repartir las ganancias entre sus empleados, un detalle enorme, para una industria que aún sigue con muchas deficiencias con respecto a los derechos laborales, especialmente de las mujeres que trabajan muchísismas horas recolectando por muy poco dinero.

Visité también el Museo de Té de Ceylán en Kandy, el Sri Lanka Tea Board en Colombo (órgano que regula y administra el negocio del té), las subastas de té en la Cámara de Comercio, y unas trece fábricas de té en diferentes regiones. El método de producción que la mayoría de las fábricas siguen es el ortodoxo con recolección manual. El té negro se categoriza también en grados, similar a los grados del té de la India pero con algunas dieferencias. En Colombo, asistí a un taller con Niraj de Mel, en The Mel ́s Tea Academy (http://www.themelsteaacademy.lk) y allí aprendí y caté los grados de té de Sri Lanka y cuáles son los preferidos por los países de todo el mundo.

Uno de los factores que más influye en los tés de la isla, y que me explicó muy detalldamente Niraj de Mel, es el monzón. Desde octubre hasta abril, el monzón afecta a las plantaciones del noreste y de mayo a setiembre a las del sudeste. Este efecto climático hace surgir distintos compuestos orgánicos en las plantas, especialmente cuando esl clima está seco y el monzón está del otro lado de la isla y les da características distintivas a cada tipo de té; por ejemplo en el noreste la planta genera el linalool, que da un tinte alimonado al licor y en la región de UVA aparece el salicilato de metilo que confiere aroma mentolado.

Cuando iba terminando el viaje me parecía que hacía un año que había llegado; todo tan intenso y diferente hizo que me desconectara y de lleno viviera la experiencia. Aunque al mismo tiempo, la gente y la naturaleza de la isla me generaron una sensación de hogar, de comunidad y de estar integrado a un todo, que pocas veces había experimentado.